Remi Lucidi, un joven de 30 años que se dedicaba a escalar edificios de gran altura y grabar vídeos para sus redes sociales, falleció el pasado jueves al precipitarse desde el piso 68 de una torre residencial en Hong Kong. Su trágico accidente ha conmocionado a sus seguidores y ha generado reflexiones sobre los riesgos de la búsqueda de la viralidad.
Un escalador extremo
Remi Lucidi, conocido como Remi Enigma en Instagram, era un influencer francés que viajaba por el mundo para realizar hazañas de acrobacia urbana. Su pasión era subir a los rascacielos más altos y tomar selfies desde ángulos vertiginosos. En su cuenta de Instagram, que tiene más de 50 mil seguidores, se pueden ver imágenes de él desde lugares como Dubai, París o Bangkok. Su último post fue una foto de Hong Kong tomada desde lo alto de un edificio.
Un fatal desenlace
Según los medios locales, Lucidi entró al edificio Tregunter Tower con la excusa de visitar a un amigo, pero en realidad quería acceder a la azotea para realizar su arriesgada hazaña. Sin embargo, algo salió mal y Lucidi se precipitó al vacío desde más de 220 metros de altura. Su cuerpo fue encontrado en el jardín del complejo residencial. La policía investiga las circunstancias del accidente y las imágenes de las cámaras de seguridad.
Un debate sobre la viralidad
La muerte de Lucidi ha causado conmoción y tristeza entre sus seguidores y ha generado reflexiones sobre los límites de la búsqueda de la viralidad en las redes sociales. Algunos usuarios han criticado la imprudencia y el afán de notoriedad del joven, mientras que otros han defendido su libertad y su espíritu aventurero. Lo cierto es que el caso de Lucidi no es el único que se ha cobrado la vida de un influencer que practicaba actividades extremas. En los últimos años, se han registrado varios casos similares en diferentes partes del mundo.
Un mensaje de prevención
Ante esta situación, es necesario hacer un llamado a la responsabilidad y a la prudencia a todos aquellos que quieren compartir sus experiencias en las redes sociales. No hay que olvidar que la vida es lo más valioso que tenemos y que no vale la pena arriesgarla por unos minutos de fama o unos likes. Hay muchas formas de expresarse y de divertirse sin poner en peligro nuestra integridad física o la de los demás. Esperamos que el triste ejemplo de Lucidi sirva para concienciar a todos los que le admiraban y le seguían.